Monday, April 7, 2014

                                Un ángel sin cielo       
Por Vladimir Turró
Periodista Independiente
Cuba prensa Libre                                                                                            
La Habana.Liovani Serrano Zapata, es un niño de aspecto robusto, que, a primera vista, no muestra los padecimientos  que lo aquejan. Tiene 7 años y  lleva sobre sus hombros la carga de una vida llena de privaciones
Según cuenta su mamá Yaremi Zapata Juviel, quien reside en  calle 89 # 12812 entre 228 y 228 B el Palmar, municipio Marianao, que un mes antes de dar a luz, una doctora, que la atendió en el policlínico Portuondo, le reflejó, en su historia clínica de embarazada, que a ella había que practicarle cesárea, ya que, al ser el niño un macro feto, no cabía por el canal de parto.
Continua contando Yaremi, que llegado el momento de su parto el 30 de mayo de 2006, los doctores del hospital Maternidad Obrera ubicado en el propio municipio Marianao, donde dio a luz, hicieron poco caso a lo reflejado por la doctora del policlínico, y la pusieron a parir, lo que casi le costó la vida al bebé, el cual se defecó en el vientre e ingirió las heces fecales, por lo que estuvo varios meses en terapia intensiva, entre la vida y la muerte.
“Gracias a dios, mi hijo se salvó” dijo Yaremi, y agrega, que su hijo a la edad de tres años no caminaba, ni hablaba, y guiada por su vecina Rosa Leyda González Torres, decide llevarlo al médico. Después de incontables consultas y exámenes, la doctora Lázara Xiomara Iglesia Brea, pediatra del hospital Juan Manuel Márquez, le comunica a Yaremi, que su hijo tiene un retardo en el desarrollo físico motor, producto de células muertas en el cerebro,  además presenta un riñón fuera de lugar y una abertura en el tubo digestivo, por lo que generalmente debe comer comidas duras.       
 ‘’Las condiciones que atraviesan Yaremi y su hijo son extremadamente difíciles’’ dijo Rosa su vecina , y pone de ejemplo el pequeño fogón de keroseno, el cual utiliza para elaborar los alimentos, despidiendo este un olor asfixiante, que resulta  perjudicial para el asma que padece su hijo, ya que, por vivir en un barrio marginal,  no tiene derecho a la compra normada del gas licuado, por lo que tiene que adquirir, en la bolsa negra, la botella de keroseno, a unos 15 pesos en moneda nacional, la cual le sirve para cocinar los alimentos por unos 2 días, y cuando no hay keroseno, cocina con un fogón eléctrico, lo cual le reporta, en pagos de electricidad, cada mes, hasta 300 pesos.
Su casa no es tal, es un pequeño cuarto de madera, que cuando llueve se moja más adentro que afuera, allí vive hacinada con su hijo Liovani.
Cuenta Rosa, quien es la presidenta del CDR (Comité de Defensa de La Revolución), que ella  ayudó a Yaremi a confeccionar una carta, donde la afectada explicaba su situación y la de su pequeño hijo, la cual fue entregada por la propia Yaremi en la Plaza de la Revolución, recibiendo respuesta, meses más tarde, por la señora María del Carmen Cedeño Rodríguez, quien en otra carta, usando pocas palabras, le decía que su caso había sido enviado al ministerio correspondiente, es decir, al Gobierno Provincial, quienes nunca la citaron, ni se intereso en su caso.
En el año 2012, gracias a favores que le debía el Presidente del Gobierno de Marianao, llamado Raúl, a un primo de Yaremi, el cual prefirió no ser identificado, le fue otorgada una chequera de 158 pesos cup, unos (6 cuc), siendo ésta, la única entrada de dinero de la que disponen madre e hijo.

Por si fuera poco, producto de un mal diagnostico médico, a Liovani lo sacaron de la escuela cuando tenía 5 años, enviándolo a una clínica de enfermos mentales llamada Benjamín Moreno, ubicada en 51 y 76 municipio Marianao, donde la directora de la clínica, le pidió a Yaremi, que no dejara al niño, ya que allí sólo habían adultos y éstos hasta se masturbaban en los pasillos de la clínica. Al escuchar las palabras de la directora, la madre decidió llevarse al niño, alegando, que el gobierno no le ha proporcionado ninguna otra opción de  enseñanza y la seguridad social no ha querido darle ayuda.
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